El entorno espacial
SEMILLAS .--
- El Cinturón de Van Allen.
- Viento solar/ corona.
- Tormentas solares.
- Llamarada solar /fulguraciones.
1. El Cinturón de Van Allen
Los cinturones de radiación de Van Allen constituyen regiones de partículas energéticas cargadas, la mayoría procedentes del viento solar, capturadas y retenidas alrededor de un planeta por la influencia de su campo magnético. La Tierra tiene dos cinturones de Van Allen principales, así como un tercer anillo de radiación transitrio, detectado en 2013 por las sondas Van Allen, que aparece y desaparece de forma periódica entre los dos cinturones principales. El cinturon interior, comprendido entre 0.2 y 2 radios terrestres, está formado por electrones de cientos de keV y por protones con energías superiores a 100 MeV. El cinturón exterior, con una extensión aproximada desde los 3 radios terrestres hasta 10 radios terrestres, está formado principalmente por electrones de hasta 10 MeV.
Los cinturones también presentan peligros para la exploración espacial y la operación de satélites, ya que la radiación intensa puede dañar los instrumentos y equipos electrónicos. Es esencial desarrollar tecnologías de blindaje adecuadas para proteger estos dispositivos en misiones espaciales que atraviesen u operen dentro de estas zonas cargadas de radiación.
2. Viento solar/ corona
El viento solar es un flujo de plasma constantemente eyectado desde la capa más externa de la atmósfera solar, la corona. Este flujo, compuesto principalmente por electrones, protones y partículas alfa con energías entre 0.5 y 10 keV, es acelerado desde la corona solar debido a las altas temperaturas de esta región, alcanzando velocidades características de unos 400 km/s en la órbita terrestre. El viento solar varía en densidad, temperatura y velocidad con el tiempo y con la latitud y longitud solar, y cambia su intesidad de acuerdo con la actividad del Sol. Las partículas cargadas del viento solar interaccionan con el campo magnético terrestre, dando lugar a algunos fenómenos visibles como las auroras, o perturbando el propio campo magnético terrestre durante las tormentas geomagnéticas en periodos de alta actividad solar.
3. Tormentas solares
Las tormentas geomagnéticas son perturbaciones temporales en el entorno espacial terrestre, desencadenadas por cambios bruscos en el flujo del viento solar y su interacción con el campo magnético de la Tierra. Estos eventos pueden tener su origen en fenómenos relacionados con la actividad solar, como las fulguraciones solares y las eyecciones de masa coronal. Estas perturbaciones pueden generar fluctuaciones significativas en la magnetosfera terrestre, incluyendo la compresión de la región magnetosférica más cercana al Sol, y la inducción de corrientes eléctricas en la ionosfera. Los efectos observables incluyen la formación de auroras en latitudes altas, así como posibles interferencias en sistemas de navegación por satélite, comunicaciones de radio de alta frecuencia y redes eléctricas. La intensidad de una tormenta geomagnética se mide comúnmente mediante el índice KP (escala numérica que varía de 0 a 9 siendo 0-1 poca o ninguna perturbación geomagnética y 9 máxima actividad geomagnética, con posibles efectos graves en tecnologías terrestres y espaciales). Su impacto potencial en infraestructuras críticas subraya la importancia de la vigilancia y predicción de estos eventos.
4. Llamarada solar /fulguraciones
Las llamaradas solares, también conocidas como fulguraciones, son explosiones repentinas de energía en la atmósfera solar, generalmente cerca de las regiones activas como las manchas solares. Estas erupciones liberan cantidades masivas de radiación electromagnética en todas las longitudes de onda, desde ondas de radio hasta rayos X y rayos gamma. La energía liberada durante una llamarada solar es equivalente a millones de bombas nucleares y puede calentar el plasma solar a temperaturas extremadamente altas. Estas explosiones están asociadas con cambios repentinos en el campo magnético solar y pueden desencadenar eyecciones de masa coronal, expulsando partículas cargadas al espacio. Las llamaradas solares pueden tener efectos significativos en la Tierra, incluyendo la perturbación de las comunicaciones por radio, la interferencia con sistemas de navegación y la generación de auroras en las regiones polares.